jueves, 24 de abril de 2014

Kilo (Barcelona)

Si ayer os escribía desde Santiago de Compostela, hoy os escribo desde la otra punta, Barcelona. Donde el sol brilla y hace calor, que he salido de Galicia a tiempo para que no me cogiera la lluvia.

Hoy os traigo un restaurante del que me enamoré a primera vista a través de un blog llamado Muy Molón de mano de la pareja Mr. Wonderful. Lo primero que pensé al verlo fue: ¡Qué buen rollo! Y no me equivocaba. Así que, tras el segundo intento, porque fui cuando estaba cerrado, hoy por fin he conseguido ir. Se llama Kilo y se encuentra en Carrer de Balmes número 165.




Esto es lo que ofrecen:

Lo principal de la carta es su Pikoteo, sí, sí, con K, al igual que su nombre. En ella podéis encontrar tapas de múltiple variedad: pan de coca, jamón ibérico, croquetas, secreto ibérico y tataki de salmón, entre otros. Aquí os queda el link a la carta del restaurante, por si os animáis.

Yo recomiendo coger el menú que ofrecen al mediodía, aunque esta vez no se escribe con b de 'barato'. El precio por persona es de 14,90€ a elegir dos entrantes, dos primeros y dos postres, con pan y bebida incluida. Creo que es una buena idea para celebrar algo especial, vale la pena probar el sitio.

Esta ha sido mi elección:

Ensalada verde con fresones, queso y pipas.



Pechuga de pollo rellena de jamón y queso, con patatas y crema.


Piña con chocolate.


¿Qué os parece? ¿Tiene buena pinta?

Su decoración:
Espero que al ver las fotos os guste tanto como a mí. Ya para empezar, la entrada al local es diferente, un aire más fresco, y en blanco y negro, mis dos colores favoritos. El interior, como podéis ver en la foto sigue el mismo estilo, cuidando en detalle cada mesa (el jarrón, el mantel con un simpático mensaje y los vasos). Incluso la carta nos deja un mensaje ;)




Por otro lado, algo curioso es el uniforme del servicio: camisetas negras con un TRIPA VACÍA, CORAZÓN SIN ALEGRÍA.

Cuando entramos, temprano, no había nadie, pero poco a poco se fue llenando. Pude comprobar que tienen clientes habituales y mucha gente de negocios. Además es el lugar perfecto si quieres ir con un niño pequeño ya que no hay demasiado ruido: crean una atmósfera con música lo suficientemente alta para reconocerla pero perfecta para mantener una conversación en un tono de voz normal. No sé vosotros, pero yo lo agradezco, eso de estar a gritos con las persona de al lado, como que no...

Finalmente, mi opinión:

Personalmente, la comida estaba buena, aunque demasiado aceite (eso para mi gusto). La ensalada estaba tierna y las fresas muy maduras. El pollo, sin embargo, no me hizo mucho chiste, y es que dejaron la piel, y a mí eso... ni de lejos; también creo que estaba algo seco, por no decir que la patata sabía dulce y brillaba de aceite. Y con respecto al postre de piña... casi invisible y simplón: piña y chocolate fundido de toda la vida... un gran chasco.

Como decía al principio, tenía muchas ganas de ir, porque me había dejado prendada, sin embargo, ahora lo recomiendo para ocasiones especiales, primero por la calidad/tamaño del plato y precio, aunque la opción del menú sale más rentable que coger un Pikoteo variado. La verdad es que no tuve la oportunidad de echar un ojo a las tapas porque todos pedían menú, pero me he quedado con la intriga al ver sus precios y viendo el mini postre...

Espero que os guste el restaurante y que al menos lo visitéis una vez.

Un beso,

B.

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